Olvidos Del Fuego

Hoy al fuego se le ha olvidado arder y a mi morir.
Ayer la lumbre calentaba y yo agonizaba.
Mañana hará frío y yo... viviré.

Cautiverio digital

Pues sí, cuando este maldito escritor errante decida finiquitar estas lineas insulsas y me libere de su cautiverio digital, me pondré a redactar exactamente la misma frase que estás leyendo aquí.

Tu no te has muerto en la vida

- ¿Cuántas veces he muerto? He perdido la cuenta.
- No lo sé, yo sólo recuerdo mis muertes, y las veces que te he matado, pero el resto es asunto tuyo.
- No te equivoques. Tu no te has muerto en tu vida.

Ahogo

Cuando caigan al mar, que no se ahoguen en tu llanto.
No viertas más de tus sangrantes vómitos en este océano.
No voy a permitir que ninguna de mis promesas no lleguen a ver jamás la playa de mis metas.

De ninguna parte

Pongamos que viene de alguna parte en la que no haya estado pensando en ningún momento.
Pongamos que otorga su poder a un brujo que reside en lo más profundo de su subconsciente.
Pongamos que el mago usa su poder y retrocede en el tiempo hasta encontrar el momento de su muerte.
Pongamos que su muerte se produjo antes de que el padre de la criatura engendrara a su hermano bastardo.
Pongamos que el bastardo acopla su ser a una ingente cantidad de moléculas vivientes.
Pongamos que el planeta que alberga las moléculas es un compuesto que no se combina con el resto.
Pongamos que el gas noble es descubierto por un científico infeliz que se droga para generar sus fórmulas.
Pongamos que un mago usa la fórmula alquímica y crea la ilusión de no venir de ninguna parte...

De ninguna parte en la que haya estado pensando en algún instante.

La fórmula

Le resultaba difícil avanzar por aquel sendero empinado. Su extraña habilidad para mover sus músculos a base de resolver ecuaciones matemáticas a veces suponía un fastidio.
No conseguía despejar el valor de su fatiga cuando llegara a la cumbre porque desconocía el desnivel medio del camino.
De todas formas no temía desmayarse, pues en la inconsciencia, algunas variables se le reveleban con fórmulas que para una mente despierta siempre permanecían ocultas.

Posesión

- Definitivamente estoy poseido. Siento como otra presencia se introduce en mi, me aparta, viola mi ser y me consume. Estoy siendo devorado por otra alma, por un espíritu mucho más fuerte que yo.
- Te equivocas, sólo estás siendo soñado por un vivo.
- No recuerdo haber muerto.
- Lo harás cuando seas el protagonista de sus pesadillas.

Puertas cerradas

No le gustan las puertas cerradas, pues le privan del breve momento de sentirse vivo que supone no tener que atravesarlas.

El precio de los sueños

Soñar no es gratis. Despierta y lo sabrás.

Monstruos

Bajo la cama de nuestros hijos, monstruos. Bajo la tuya, yo.